UNA MIRADA AL PASADO ARGENTINO

Todos a lo largo de nuestra trayectoria hemos estudiado la historia de nuestro país, España. Sin embargo, la gran mayoría de personas no se detiene a conocer más sobre la historia de otros países, pese al mundo sumamente globalizado en el que vivimos, donde todo y todos indirectamente estamos conectados.
En este artículo vamos a tratar muy brevemente las etapas más destacadas de la historia Argentina en los últimos doscientos años hasta la actualidad. El objetivo es lograr que se conozca algo más sobre determinados momentos que han marcado su evolución económica, política y social, como viene a ser el caso de la acentuada crisis que azotó en 2001 al país.
¿Listos para viajar al pasado?
Comenzamos...
Virreinato (1776-1810)
Lo que hoy es Argentina perteneció al Virreinato del Perú hasta que en 1776 el rey Carlos III creó el Virreinato del Río de la Plata. La capital, Buenos Aires, se convirtió en un gran puerto comercial. El sistema de monopolio impuesto por España prohibía comerciar con otros países, lo que encarecía notablemente los productos y complicaba la exportación al tiempo que fomentaba el contrabando a gran escala. 
En 1806 y 1807 se produjeron dos invasiones inglesas, que fueron rechazadas por el pueblo de Buenos Aires y que demostraron la debilidad y la incapacidad de España estaba para abastecer y defender a sus colonias.
Original aquí.

Independencia (1810-1820)
En una coyuntura marcada por la ocupación francesa de España por Napoleón, la captura del Rey Carlos IV y su hijo Fernando VII y la caída de la Junta Central de Sevilla, los criollos decidieron actuar, formándose en 1810 la Primera Junta de gobierno, que puso fin al período virreinal. Desde este momento hasta 1820 la inestabilidad política estaría presente, sucediéndose una serie gobiernos incapaces de consolidar su poder y  que deben hacer frente a la guerra contra España. 
Las campañas sanmartinianas terminaron, tras liberar a Chile, con el centro del poder español de Lima. Finalmente sería en julio de 1816 cuando un congreso de diputados de las Provincias Unidas proclamaría la independencia y más tarde, en 1819, cuando se dictaría una constitución centralista, que despertaría los celos de las provincias por su autonomía.

Era de Rivadavia (1820-1829)
A partir de 1819 en el país se fueron definiendo claramente dos tendencias políticas: los federales, partidarios de las autonomías provinciales, y los unitarios, partidarios del poder central de Buenos Aires. Estas disputas políticas desembocaron en una larga guerra civil que condujo al derrocamiento del directorio. Desde entonces, cada provincia se gobernó por su cuenta, siendo la principal beneficiada Buenos Aires, la provincia más rica, que retuvo las rentas de la Aduana y los negocios del puerto.

Época de Rosas (1829-1852)
En 1829 Juan Manuel de Rosas, asumió el gobierno de Buenos Aires de forma autoritaria, persiguiendo duramente a sus opositores y censurando a la prensa, aunque contando con el apoyo de amplios sectores del pueblo y de las clases altas porteñas. Durante el rosismo creció enormemente la actividad ganadera bonaerense, las exportaciones y algunas industrias del interior que fueron protegidas gracias a la Ley de Aduanas. 

Buenos Aires y la Confederación (1852-1862)
José de Urquiza era gobernador de Entre Ríos, una provincia productora de ganado que se veía seriamente perjudicada por la política de Rosas, que impedía la libre navegación de los ríos y frenaba el comercio y el desarrollo provinciales. 
En 1852, Urquiza derrotó a Rosas y convocó a un Congreso Constituyente en Santa Fe que en 1853 sancionó la Constitución Nacional. Aunque ya no estaba Rosas, los intereses de la clase alta porteña seguían siendo los mismos. Sería entonces cuando Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina dieron un golpe de estado, conocido como la "Revolución del 11 de Septiembre de 1852". A partir de entonces, el país quedó dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación. La separación duró casi diez años, hasta que en 1861, Bartolomé Mitre derrotó a Urquiza  y unificó al país bajo la tutela porteña.

Organización nacional (1862-1880)
Así se sucederíon los gobiernos de Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento y Nicolás Avellaneda, quienes concretaron la derrota de las oposiciones del interior, la ocupación del todo el territorio nacional y la organización institucional del país fomentando entre otros aspectos, la incorporación de Argentina al mercado mundial como proveedora de materias primas y compradora de manufacturas.

República liberal (1880-1916)
En 1880 llegó al poder el general Julio A. Roca, quien consolidó el modelo económico agroexportador y el modelo político conservador. 
En 1890 se produjo una grave crisis financiera en la que se cristalizaron distintas oposiciones al régimen. Por el lado político, la Unión Cívica Radical luchaba por la limpieza electoral y contra la corrupción, mientras que, por el lado social, el movimiento obrero peleaba por la dignidad de los trabajadores desde los gremios socialistas y anarquistas.
La lucha radical y el creciente descontento social llevaron a un sector de la clase dominante a impulsar una reforma electoral para calmar los ánimos y trasladar la discusión política de las calles al parlamento. En 1912, el presidente Roque Sáenz Peña logró la sanción de la ley que estableció el voto secreto y obligatorio.

Primeros gobiernos radicales (1916-1930)
La aplicación de la Ley Sáenz Peña hizo posible la llegada del radicalismo al gobierno entre 1916 y 1930 que impulsó importantes cambios tendientes a la ampliación de la participación ciudadana, la democratización de la sociedad, la nacionalización del petróleo y la difusión de la enseñanza universitaria. El período, sin embargo, no estuvo exento de conflictos sociales derivados de las graves condiciones de vida de los trabajadores. 

Década infame (1930-1943)
En septiembre de 1930 los generales Félix Uriburu y Agustín P. Justo encabezaron un golpe de estado, apoyado por grupos políticos conservadores, y expulsaron del gobierno a Yrigoyen, inaugurando un período en el que volvió el fraude electoral y la exclusión política de las mayorías. En 1933 se firmó el Pacto Roca-Runciman con Inglaterra, que aumentó enormemente la dependencia Argentina con ese país. Se sucedieron así los gobiernos conservadores, que se desentendieron del padecimiento de los sectores populares.

Ascenso y auge del peronismo (1943-1955) 
En 1943 un grupo de militares nacionalistas dio un golpe de estado y derrocó al presidente Castillo. Las elecciones de 1946 conducirían al coronel Juan Domingo Perón al gobierno, quien llevó adelante un política destinada a mejorar la legislación laboral y social.
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“Revolución libertadora” (1955-1958)
En 1955 un golpe militar con amplio apoyo político y social derrocó a Perón. Tras el breve interregno de Lonardi, militar nacionalista y católico, un nuevo golpe puso al Ejército y a la Marina a la cabeza de un gobierno, cuyo objetivo medular era eliminar al peronismo, apuntando fundamentalmente al movimiento obrero. El decreto 4161 y los fusilamientos de junio de 1956, máxima expresión de la reacción, se combinaron con la reforma de la constitución en 1957 y la implementación de un proyecto económico liberal. En este marco de violenta persecución, comenzó la denominada “resistencia peronista”. 
El régimen militar concedió una apertura electoral que creyó controlar y que dio paso al período de las democracias condicionadas encabezadas por gobiernos radicales.

Frondizi e Illia (1958-1966)
En 1958 el líder de la Unión Cívica Radical Intransigente, Arturo Frondizi, llegó al gobierno tras sellar una alianza con Perón. Sin embargo, su política desarrollista y la gestión de un crédito del FMI, condicionado a la implementación de medidas liberales, no tardaron en granjearle la hostilidad del peronismo. Para solucionar el descontento, se puso en marcha el “plan Conintes”, que otorgó al Ejército la facultad de arrestar, detener e interrogar a gremialistas y opositores. 

Su política exterior y el triunfo del peronismo en las elecciones de 1962 precipitaron un nuevo golpe de estado. Las elecciones de 1963, con proscripción del peronismo, llevaron a la presidencia a Arturo Illia, de la Unión Cívica Radical del Pueblo. La anulación de los contratos petroleros, la Ley de Medicamentos y un aumento en la inversión en salud y educación cosecharon hostilidad en el empresariado. El peronismo y la prensa llevaron adelante una fuerte campaña contra el líder radical, hasta que un nuevo golpe a la democracia cedería a Juan Carlos Onganía el mando del país.

La “Revolución argentina” (1966-1973)
El general Juan Carlos Onganía aplicó, con apoyo del FMI, un fuerte programa liberal orientado a satisfacer los intereses de los grandes grupos económicos, al tiempo que convirtió la persecución del peronismo en la del comunismo y de las guerrillas. Implantó una rígida censura, que alcanzó a toda la prensa y a todas las manifestaciones culturales. Pero las movilizaciones estudiantiles, las insurrecciones populares y la organización guerrillera debilitaron al gobierno provocando un golpe interno. 


En junio de 1970 asumiría el poder Roberto Levingston, de corte nacionalista, que no lograría contener las protestas populares y la actividad guerrillera. Su gobierno terminó debido a una manifestación popular conocida como el “Viborazo”.  


El "Viborazo"
En 1971 Agustín Lanusse se puso al frente del país. Propugnó una política conciliatoria, a través del GAN (Gran Acuerdo Nacional), permitiendo el regreso de Perón y convocando elecciones nacionales sin proscripciones para el peronismo. En 1973, el triunfo sería para los candidatos de esa fuerza,  Cámpora y Solano Lima.

Vuelta de Perón (1973-1976)
Entre 1973 y 1976 gobernó nuevamente el peronismo con cuatro presidentes que intentaron retomar algunas de las medidas sociales del primer peronismo (impulso de la industria, acción social, mejora de los sueldos, control de precios). Pero los conflictos internos del movimiento peronista y la guerrilla, sumados a la crisis económica mundial de 1973, complicaron la situación, que se agravó con la muerte de Perón en 1974 y la incapacidad de su sucesora, Isabel Perón, de conducir el país. Esta crisis fue aprovechada para terminar con el gobierno y dar un nuevo golpe militar.

Dictadura (1976-1983)
La dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983 contó con el decisivo respaldo de los grandes grupos económicos nacionales y el financiamiento permanente de los grandes bancos internacionales y los organismos internacionales de crédito. El saldo de su mala gestión fue de innumerables muertos, desaparecidos y exiliados, la derrota del Ejército argentino en Malvinas, la multiplicación de la deuda externa por cinco, la destrucción de gran parte del aparato productivo nacional y la quiebra de la totalidad de las empresas públicas a causa de la corrupción de sus directivos y de la implementación de una política económica que beneficiaba a los grupos económicos locales y extranjeros.

Raúl Alfonsín (1983-1989)
En 1983, después de casi veinte años, el radicalismo volvía al gobierno tras el triunfo de Raúl Alfonsín. El líder abrió las puertas a las denuncias y a una investigación sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, que se reflejó en el informe de la CONADEP y que permitió que fueran juzgadas las cúpulas militares. Esta política fue severamente atacada por amplios sectores militares (movimiento carapintada, masacre de La Tablada). 
El cambio económico fue sustancial, con el creciente poder de los grupos financieros y un mecanismo de endeudamiento externo incontrolable. Con escaso apoyo social, frente a un peronismo conspirativo y los grupos económicos en contra, la hiperinflación obligó a Alfonsín a renunciar. 

Carlos Menem (1989-1999)
La caída del Muro de Berlín y el fin de la era del mundo bipolar se combinaron con el avance de Estados Unidos hacia la región latinoamericana, cuya formulación más emblemática en materia económica fue el Consenso de Washington,
que establecía la aplicación en América Latina de un proyecto neoliberal. 

Original aquí
Carlos Menem, candidato peronista, accedió a la presidencia en 1989, y procedió paradójicamente a implementar este programa. La privatización de empresas estatales (YPF, Aerolíneas Argentinas, Entel...) fue acompañada por una apertura indiscriminada del mercado a los productos y capitales extranjeros y por una política de “relaciones carnales” con los Estados Unidos. El proyecto se completó con el Plan de Convertibilidad monetaria y las renegociaciones de la deuda externa, que provocaron una mayor dependencia y endeudamiento. El modelo suscitó el apoyo de los sectores medios, que inicialmente se vieron beneficiados. Pero pronto comenzaron a hacerse visibles los efectos devastadores, con una explosión de la desocupación y de la pobreza, y con la visibilidad e impunidad de la corrupción a gran escala. A ello se sumaba una política de “reconciliación” plasmada con los indultos a las cúpulas militares que implementaron el Terrorismo de Estado.

El descontento social no se hizo esperar y algunos estallidos populares fueron acompañados por la convergencia política de amplios sectores. Esto terminaría conformando el crítico y progresista espacio del FREPASO y la posterior moderada Alianza en 1997, que con Fernando de la Rúa a la cabeza, pondría fin al gobierno menemista en 1999, pero no al modelo neoliberal implementado.

Fernando de la Rúa
Fuertemente condicionado por la alta deuda externa y bajo las exigencias del Fondo Monetario Internacional el gobierno dispuso una sucesión de "ajustes" aumentando impuestos, reduciendo salarios y jubilaciones y precarizando las condiciones de trabajo. 
Pese a que las condiciones económicas internacionales habían cambiado, que muchos países habían realizado grandes devaluaciones, y que diversas voces venían sosteniendo que era indispensable salir de la convertibilidad y retomar el manejo de la moneda "para evitar una catástrofe", el gobierno de La Alianza había decidido mantener el régimen a toda costa, tal y cómo anunciaba en su campaña electoral. Debido a esto, la situación financiera y los problemas del endeudamiento externo, se fueron haciendo cada vez más críticos, y el gobierno se vio obligado a realizar dos enormes operaciones de endeudamiento y refinanciación, bajo la supervisión del FMI.
El hundimiento argentino
La inestabilidad económica se reflejó los constantes cambios de ministro de Economía. La crisis llegó a un punto insostenible el 29 de noviembre, cuando los grandes inversionistas comenzaron a retirar sus depósitos monetarios de los bancos y, en consecuencia, el sistema bancario colapsó por la fuga de capitales y la decisión del FMI (Fondo Monetario Internacional) de negarse a refinanciar la deuda y conceder un rescate.
La noche en que "las cacerolas" coparon la Plaza de Mayo: la noche del 19 de diciembre de 2001, Fernando De la Rúa renunció empujado por saqueos y muertes en el conourbano y ante una multitudinaria manifestación de vecinos con cacerolas, sin una sola bandera política, gritando la consigna: "Que se vayan". El sistema político atravesó por su peor crisis desde el regreso a la democracia. Después, el país tuvo cuatro presidentes en tan solo once díasRamón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y por último, Eduardo Duhalde.

Patio Olmos, Córdoba. Foto: LA NACION / Irma Montiel


Duhalde y su desafío: recuperar la paz social
Entre las medidas del gobierno de Duhalde destacó la búsqueda de la pacificación del país a través de instrumentos como el Diálogo Argentino, de distintas medidas económicas tendientes a la reactivación de una economía argentina que venía de sufrir varios años de recesión: devaluación de la moneda, con el consecuente fin a la Ley de Convertibilidad, así como una serie de medidas sociales tendientes a atenuar los efectos de una economía recesiva que había incrementado la pobreza e indigencia hasta índices nunca vistos antes en la Argentina.

El "Kirchnerismo"
El matrimonio Kirchner
Néstor Kirchner llegó a la presidencia en 2003, dando comienzo a la ‘década ganada’. Fue una época de auténtico desarrollo económico y social, apoyado en el comercio exterior, la apreciación de las materias primas y la menor carga de los intereses de la deuda.  
Entre 2003 y 2007 el PIB del país creció a una media anual próxima al 9%, pero la mejor noticia para el país fueron los avances sociales con la incorporación de ciudadanos a las clases medias y el gran avance de los niveles de educación. 


Dado que la Constitución de Argentina no permite a un presidente volver a ser candidato si ya ha tenido el mandato durante dos legislaturas consecutivas, el matrimonio Kirchner decidió que lo mejor sería turnarse en la candidatura. 

Así, el turno de Cristina Fernández de Kirchner llegó en 2007, teniendo que hacer frente al deterioro de la economía global y diciendo adiós a los efectos positivos del ‘default’ de 2005. La economía empezó a deteriorarse muy rápido desde finales de 2008, estando de nuevo estancada en 2009. Argentina volvía a vivir del ahorro y la producción externa y empezaba a recorrer una vez más el camino del endeudamiento. 
El presente argentino: Mauricio Macri 
El actual presidente argentino encabezó el gobierno en diciembre de 2010. Desde el primer día, la libertad de prensa y de expresión ciudadana han vuelto a ser un valor respetado desde el poder. 
Más allá de esto el Gobierno ha entendido y puesto en práctica una noción elemental que se basa en el respeto ciudadano, ha mostrado una inusual capacidad de enmendar sus errores ante las críticas que recibe de distintos sectores. Ya no existe una sensación colectiva de desconfianza en materia de transparencia gubernamental y se ha logrado recuperar el valor del diálogo político y social.
Mauricio Macri, el día de su asunción.

Ha encarado con llamativa eficacia la salida del ya mencionado"default": ha sido más que 
expeditivo en esa diligencia, sacando al país de la cesación de pagos luego de nada menos que 15 años.
Y más llamativo aún es que en pocos meses Argentina ha logrado de uno de sus períodos de mayor ostracismo internacional a ser un país nuevamente considerado y visible para los países centrales, y ha mantenido la política de otorgar prioridad a las relaciones con sus socios estratégicos, como Brasil.

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