JOHN LAW Y EL COLAPSO FRANCÉS
En primer lugar, para situarnos, vamos a comenzar sabiendo quién fue John Law. Pues bien este nombre corresponde a la figura de un escocés nacido a finales del siglo XVII, jugador empedernido, que mató en duelo de honor al marido de su amante, que se decía años atrás lo había sido del rey Guillermo III de Inglaterra y eso le llevó a huir a Amsterdam, la entonces capital de la innovación
John Law |
Law era un matemático brillante que entendía la nueva ciencia de la probabilidad. También era un tahúr y usaba esos conocimientos en beneficio de su hábito de juego.
No obstante, sufrió algunas pérdidas drásticas. Había tenido que hipotecar su propiedad familiar en Escocia para pagar sus deudas de juego. Y, por no poder pagar, fue expulsado de Venecia, Génova y París.
En este contexto y antes de marchar de París, falleció en 1715, Luis XIV dejando las finanzas francesas en un estado más que precario. Su sucesor Luis XV, apenas había alcanzado los cinco años de edad, por lo que el trono fue regentado por el duque de Orleans. Sería con este último con quien Law forjaría una estrecha amistad, sorprendido en gran medida por el ingenio y gran atractivo del escocés.
A Law le interesaban cuestiones abstractas de dinero y banca. Escribió una serie de libros, entre los que destacó el "Ensayo sobre un banco de tierras y sobre el dinero y el comercio", donde abrió un nuevo camino en la teoría económica. Entre otras cosas, definió por primera vez las funciones del dinero y utilizó el análisis de la oferta y la demanda para explicar la 'paradoja del valor', basada en por qué el agua es barata y los diamantes son caros. Además, avanzó en la comprensión de cómo los cambios en la oferta de dinero podrían generar cambios reales en la economía.
Sin embargo dejó atrás algunos aspectos clave, como demostró su historia.
Su idea se basaba en impulsar la actividad económica con un uso de papel moneda que no estuviera respaldado por oro y plata. El atractivo del plan para una nación que estaba en una situación desesperada y en un momento en que la escasez de metales inhibía la acuñación de nuevas monedas. Esto llevó a que en 1716 se estableciera un banco privado llamado Banque Générale a través del cual se emitieron billetes de banco, convertibles en monedas.
La expansión cuantitativa había nacido, y la aporreada economía francesa respondió bien la inyección de dinero nuevo.
El éxito, permitió a Law creó una compañía privilegiada de comercio ligada al banco llamada Compañia de Occidente o del Mississippi y, a partir de 1719, empezó a vender acciones en la misma. El valor de estas aumentó rápidamente, así como la influencia y poder de Law, siendo nombrado Controlador General de Finanzas.
Los recursos aparentemente ilimitados del nuevo imperio de Francia dispararon la demanda de acciones en la empresa en Francia y en toda Europa. De este modo, para la primera emisión de acciones, a 550 libras por acción, hubo un exceso de demanda, y pronto se cotizó al doble del precio. Las acciones posteriores se emitieron en 1.000 y luego en 5.000 libras.
Enormes fortunas se hicieron de la noche a la mañana: de hecho, la aventura de la Compagnie du Mississippi dio origen a la palabra "millonario".
Ilustración de las escenas que se veían en la calle equivalente a Wall Street de París con gente peleándose por comprar acciones. |
Lo que Law había hecho era crear un paquete de estímulo para la actividad económica francesa, financiado con el potencial del delta del Mississippi. El problema era que el delta era un pantano infestado de mosquitos en el que alrededor del 80% de los primeros colonos murió de inanición o enfermedad. Pese a que la compañía tenía importantes monopolios, las posibilidades de generar suficientes ingresos para financiar los dividendos que Law había prometido eran pocas.
Esta situación daría lugar a un círculo vicioso, en el que se necesitaba una creciente oferta de dinero para impulsar el precio de las acciones de la empresa de Mississippi y se necesitaba un aumento en el precio de las acciones para mantener la confianza en el sistema del papel moneda.
Finalmente la burbuja explotó siendo Law despedido del ministerio.
En las calles se produjeron altercados y movidas ante la desesperación, llegando a un colapso que costaría décadas de hundimiento para el país. La decadencia de las finanzas del Estado francés fue un aliciente más para dar lugar a la revolución de 1789.
John Law, quien se había convertido en uno de los hombres más ricos y poderosos del país tuvo que abandonar su fortuna y huir con un diamante, que se llevó a Venecia, donde murió nueve años después, en la pobreza.
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